27 oct 2007

Los gamberretes de toda la vida.

A las buenas

Hace unos días estaba yo paseando por una de las calles céntricas de la ciudad de Segovia, y delante de mi novia y yo iban, que si te empujo que si me empujas, un grupo de chicos creo recordar que entre 6 y 8, de unos 14 a 16 años, hasta ese momento no me había fijado mucho en ellos, pero llegando a un estrechamiento de la calle, que hizo que ocuparan todo el ancho de la misma, los dos del extremo izquierdo del grupo,uno de aproximadamente 1,50 y otro de 1,75 más o menos, el más pequeño empuja al otro que estaba a su izquierda, justo cuando pasaba una señora que podría ser la madre de cualquiera de los dos, toda la acción no tarda mas de 10 o 15 segundos, casi tiran a la señora al suelo, ella claro que se gira, les increpa su actitud, y ellos la ignoran, el bajito aun con todo el conocimiento de lo que ha hecho, porque ha sido a posta, la ha visto venir y por eso lo ha hecho (ya verás que bronca te hecha la señora que la vas a empujar, era como un bocadillo, de esos de los tebeos, que salen de la cabeza del que lo piensa) no dice nada, de hecho se le ve orgulloso de su hazaña, la sangre se me pone a cien, conecto el modo "te vas a cagar gamberro de mierda" y me vi para el grupo, le empiezo a gruñir al gamberro:
- Te parecerá bonito, estarás orgulloso - Le hace retroceder hacia una relojería
- Eres un sinvergüenza - y en niñato planta cara, que que le estás diciendo, que ¿que te digo?.
- Que por poco has tirado a esa señora, eres un sinvergüenza.
Finalmente se me llevó de allí mi novia y cuando no hemos apartado 100 metros o más me grita:
- Sinvergüenza pa ti.
Y ahí lo dejamos, llegamos a un centro comercial que está un poco más arriba de la calle, ya llevamos unos 20 minutos en la tienda, donde compramos habitualmente los comics, al lado hay una tienda de frutos secos y golosinas, pues bien que se notó la entrada de los gamberros de antes, a voces por todo el centro comercial, vamos, ni los vaqueros arreando el ganado hacen tanto ruido.

De todo esto me quedan dos preguntas, que antes de poner un comentario, todos tendríamos que hacernos:
¿Y si la señora a la que empujan es mi madre?
¿Era así de gilipollas y sinvergüenza de pequeño?

Vivid bien.
Nos leemos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Broncas, que eres un broncas.

Ir por ahi puteando a los pobres e inocentes angelitos que se dedican a hacer el mal por el mundo.

¿que va a ser lo proximo? ¿pedirles que hagan algo de provecho?¿que aprendan a hablar y a escribir?

Si es que estas viejo

Antonio dijo...

Dos opciones:

Cruzarle la cara, pero sin decirle nada, simplemente zas, que tarde un rato es saber que ha pasado.

La otra, tu saliste de casa, sin intención de enfadarte, que el niño sea un maleducado es su opcion no la tuya. El cabrearte si que es algo que depende de ti.

De todos modos no creo que el niño vaya muy lejos con ese comportamiento. Ya se encargará el tiempo de darle un sopapo que le siente en el suelo.

(y no estaría mal darle un guantazo, en serio)

Anónimo dijo...

La violencia no conduce a nada, el comportamiento irresponsable y antisocial de un grupo (tiene narices la paradoja) no debe llevarnos a romper las normas básicas de urbanidad y decencia que nuestros padres se esforzaron en que adquiriésemos y que sus padres por desgracia no pudieron inculcarles.
No queda sino esperar a que la realidad les alcance y empiecen a caer como 4999 orcos en KODTS (Ya tu sabes David, tu solo lo intuyes Felipe) por sobredosis, accidentes de trafico, reyertas callejeras, sida, en la carcel....

Anónimo dijo...

Recuerdo una frase de una peli, para no salir de mi vena friki pero que es muy representativa.

"Lo único que necesita el mal es que los hombres buenos no hagan nada"

No siempre podemos dejar que las cosas pasen simplemente, cada uno tiene sus valores, algunos como esos crios no tienen, quizás por que no quieren, o porque les da igual a sabaer; ¿pero tenemos que ser nosotros igual? No quiero decir que nos levantemos como justicieros y repartimos leches a diestro y siniestro, pero creo que hiciste bien en darles el toque, o la proxima señora quizás sufra más que una simple caída.
Y entonces uno se pregunta, no si fuera su madre, sino se podría haber evitado si ese día le hubiera hecho ver su error, que por cada acción hay una reacción igual o mayor. Ahora muchos niños creen que son intocables, que nada les puede hacer daño, son libres de hacer el mal de forma impune... no podemos mirar siempre a otro lado.

deathloock